Acción postal x Colectivo Stidna!, Mayo 1998
Al plantear el poeta visual Nel Amaro la posibilidad de iniciar una serie de acciones en torno al 30 aniversario del mayo del 68 nuestra primera reacción fue de escepticismo. Nosotros estamos convencidos de que la lucha ha continuado en silencio, día a día, sin grandes alharacas pero sin detenerse. Sin embargo, conociendo a quién está detrás de la idea pensamos que este proyecto podía servir como punto de encuentro entre un grupo de gente que, sin descanso y de manera callada, llevamos tiempo en la lucha.
Mayo del 68 no es para nosotros un referente importante, éramos demasiado niños cuando sucedió como para que nos afectara y no ha influido demasiado en nuestra vida, quizá hemos recibido la influencia de las imágenes que nos ha transmitido el imaginario popular: las barricadas y los eslóganes; y la decepción de saber que muchos de los que ahora están en el poder se consideran herederos de aquel mayo. Tal vez para nosotros sea más importante otro aniversario que se celebra este año: el 150 aniversario de la publicación del Manifiesto Comunista. La potencia del pensamiento único neo-liberal en nuestros días nos hace retrotraer no a la situación de 1968 sino a la de 1848, para nosotros está vigente no la revolución de 1968 sino las revoluciones de 1848.
Como decíamos más arriba, mayo del 68 fijó en el imaginario popular toda una serie de consignas que todavía hoy perduran como muestra del espíritu transgresor. A nosotros, mayo del 68 nos traía a la mente el eslogan "la imaginación al poder". Una obra sobre mayo del 68 hoy, 30 años después, tenía que tratar de imaginación y poder. El pensamiento único que se nos impone en todos los aspectos de la vida, esa ideología hija y aliada del poder, que nos asfixia y oprime, está, aún más en 1998, contra la imaginación. Por ello, como contribución al proyecto, hemos editado una postal titulada "El poder contra la imaginación 1968 - 1998" con la que queremos denunciar una de las formas más crueles que tiene el poder hoy de desarmar ideológicamente al individuo, apartándole de sus semejantes y de la lucha compartida con ellos y, por tanto, de acallar la rebelión.