Aquello que ha sido es lo que será, y aquello que se hizo es lo que se hará; que no hay ninguna cosa nueva en este mundo. Si hay alguna cosa nueva de la cual se pueda llamar: "Mira, eso es nuevo", ya existió en los siglos anteriores. De las cosas pasadas no queda recuerdo; ni tampoco quedará, en aquéllos que vengan, de las cosas en que tienen que ser después.
Ecl 1: 9-11
El propósito (de la historia) es conseguir que las distorsiones se ajusten al sentir de nuestro tiempo. (…) Al examinar de cerca cómo se construyen los tiempos pasados, nos damos cuenta de que en realidad dicho proceso tiene que ver muy poco con el pasado y muchísimo con el presente. Las instituciones crean lugares oscuros donde no se puede ver nada ni se pueden hacer preguntas. También hacen que otras zonas muestren una prolija definición de detalles (...)
Mary Douglas. Como piensan las instituciones (1987)
"Sembrar la memoria para evitar que crezca el olvido" (Edgardo Antonio Vigo (1928-1997): artista experimental argentino)
Mi obra entre 2004 y 2007 se centró fundamentalmente en la memoria. Como consecuencia de mi trabajo con niños, era cada vez más y más consciente de que teníamos una obligación de memoria hacia las generaciones futuras, para evitar las guerras y los sufrimientos vividos a lo largo del siglo XX.
Poco a poco, este deber se fue extendiendo a la memoria histórica más próxima a mí. Este trabajo se centraba especialmente en la recuperación de hechos y personas olvidadas, forzados al olvido por una amnesia generalizada conscientemente propiciada por el poder. Principalmente trabajé sobre la Guerra Civil española (1936-1939) y la dictadura de Franco, que duró cerca de 40 años, un periodo silenciado de nuestra historia que nunca se ha revisado y que ha sido escrita en su mayor parte por los ganadores de la guerra.
En mis performances me propuse recuperar una serie de hechos escondidos por la vergüenza colectiva y devolverlos a la memoria y también rendir homenaje a los hombres y mujeres olvidado por esta razón. Considerando la Guerra Civil española como el preludio, o mejor dicho, como el inicio de la Segunda Guerra Mundial, he tratado también en mis acciones la posición neutral de muchos países frente a la Guerra Española, que abandonaron el gobierno legítimo español ante la agresión fascista de Franco, ayudado por los regímenes nazi y fascista alemán e italiano.
La historia europea está llena de pasajes oscuros, que sólo continúan vivos gracias a la memoria de aquéllos y aquéllas que los sufrieron. Cuando, poco a poco, estas voces van desapareciendo, tienen que aparecer nuevas para evitar el olvido.
Vivimos en sociedades en las cuales el silencio se ha impuesto, donde la impunidad se ha establecido bajo el nombre de reconciliación, donde la amnesia se ha promovido de manera tal que los poderosos no tengan que pedir perdón por lo que hicieron en el pasado.
Somos personas silenciadas, hijos y nietos de personas silenciadas, generaciones llenas de silencio. Ignorantes del dolor que nuestros antepasados han sufrido, vivimos como personas desconocidas e incompletas; somos, por eso, personas sin pasado por la pérdida de nuestra memoria histórica, cultural y familiar.
Dice Milan Kundera que "la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido". De esta manera, mi trabajo presente desarrolla el concepto de anamnesis, de reminiscencia, para recuperar el recuerdo de las cosas pasadas. Este trabajo parte de la conciencia del cierre por parte de la historia oficial de unas heridas todavía abiertas en nuestro país, que han provocado una "memorialización" de la historia con el fin de evitar el olvido, ya que parece que sólo queda la memoria para recordar aquello que pasó porque la versión oficial se empeña al proclamar la reconciliación definitiva después de 1978.
Muchos de aquellos hechos han sufrido un proceso gradual de olvido, perdidos en medio de una amnesia generalizada provocada por la sobresaturación de información de los medios de comunicación de masas, que han convertido el llamada "sociedad de la comunicación" en una "sociedad del ruido", en la cual el pasado es dejado de lado en favor de la voracidad y la búsqueda de "la novedad". De esta manera, los medios de comunicación de masas controlados por el poder se convierten en la única memoria válida que podemos tener. Por eso, mi obra ha ido derivando gradualmente hacia la recuperación de la memoria colectiva reciente, ligada a mi propio contexto biográfico, social e histórico, con una clara intención política, para luchar contra el silencio hipócrita de nuestra sociedad contemporánea: "Deber de memoria, delito de silencio" (Tomo este concepto de Federico Mayor Zaragoza, antiguo Director General de la UNESCO).
En este proceso de anamnesis, hablo del pasado, pero también estoy hablando del presente.