Mi trabajo artístico durante los años 2000 y 2001 se centró casi exclusivamente en Salir del armario (F34.1 / F60.5), una serie sobre la imaginería psicoterapéutica, basada en mi propio tratamiento. Esta serie reúne tanto la obra individual como las obras realizadas conjuntamente con Maria Cosmes bajo el nombre de Colectivo Stidna!.

Dentro de las obras realizadas en el periodo citado hay que mencionar tres que son la base de la línea de trabajo de contextos; por un lado la intervención urbana "Tierra de refugio III" y por otro las performances "Deixalles de la memòria" y "Via Crucis"; las dos primeras obras fueron realizadas junto con Maria Cosmes.

En "Tierra de refugio III" (Barcelona, mayo de 2000) construimos un paso cebra con prospectos de los psicofármacos que habíamos ido guardando, abandonando finalmente en la calle el material coleccionado. En "Deixalles de la memòria" (Palma de Mallorca, noviembre de 2000) nos deshacíamos de carteles y panfletos recogidos por mí durante los 70's, de entradas de conciertos a los que asistimos en los 80's y de prospectos de psicofármacos de los 90's. En Via Crucis" (Cornellà, marzo de 2001) el material abandonado eran cajas de los medicamentos que habíamos coleccionado a lo largo de 4 años.

Hay dos conceptos básicos en la primera parte de esta línea de trabajo, contextos; en primer lugar, el abandono ritual de toda una serie de objetos acumulados a lo largo del tiempo; en segundo lugar, la contextualización del acto en sí y de los objetos abandonados dentro de mi biografía personal, social e histórica. Este proceso de contextualización hace que la obra esté mucho más cerca de la performance que de la instalación, ya que si bien a veces hay un resultado permanente, la parte más importante es el proceso conceptual que hay detrás de ese abandono ritual, la contextualización y esa creación de nuevos entornos físicos y psíquicos.

En esta línea de trabajo hay una reflexión implícita sobre el documento, porque el documento es la memoria de los que no tenemos memoria, y en las implicaciones que tiene su destrucción: se dejan atrás cosas importantes porque ya están fuera de su tiempo, para cortar las ataduras emocionales que producen y evitar así ser retenido por el propio pasado. Existe una clara intención transgresiva en esa destrucción de objetos y documentos coleccionados, por el valor que se les da en nuestra sociedad, ya que en la llamada “sociedad de la información”, la información es considerada riqueza y nuestra sociedad capitalista identifica riqueza con acumulación; de esta manera, el hecho de destruir información acumulada es destrucción de riqueza y tiene por tanto una intención política.

Una de las primeras conclusiones obtenidas durante y después de estas acciones, es la constatación de cómo se puede llegar a establecer un vínculo con los presentes gracias a participar de una memoria común y unas experiencias compartidas o similares.

Dentro de esta serie que se centraba en un proceso de destrucción, el elemento fundamental era el hecho de poner dentro de su propio contexto los diferentes elementos que iba destruyendo y el propio proceso en sí mismo, siendo la destrucción ritual, por lo tanto, el centro del trabajo artístico conceptual y personal. En todas las acciones realizadas, iba dejando atrás, pues, partes de mi historia personal que había ido arrastrando durante muchos años.

La segunda parte de esta línea de trabajo, entornos, forma parte del mismo proceso de resituación personal, por lo que es lógico que sus trayectorias se encontraran. Lo que diferencia a ambas partes es el enfoque; mientras que la primera se centra en la contextualización de objetos y actos dentro de mi biografía personal, cultural e histórica, la segunda lo hace en la recreación de un entorno físico y vital. En esta parte planteo la noción de entorno como un entorno cada vez más inmediato y más personal, más cercano y más humano. La recreación de un espacio personal propio surge en el momento en que empiezo a deshacerme en mis performances de objetos que había estado acumulando a lo largo del tiempo y que guardaba en mi estudio, el cual es también mi entorno de trabajo, que ha ido de esta manera viendo modificar su fisonomía poco a poco. A lo largo del tiempo fui recogiendo en fotografía este proceso de modificación continua de ese entorno más inmediato, fotografías que empleé en alguna de mis acciones para crear y recrear ese nuevo entorno personal.

La instalación "F34.1/F60.5 en el miau" es un claro antecedente de esta línea de trabajo. Este montaje se articulaba en torno al YO (el autor) y el ENTORNO (del autor), planteado en dos direcciones, una transversal que situaba al ENTORNO frente al YO y otra longitudinal que desarrollaba cada uno de dichos conceptos de forma evolutiva. Este YO entra plenamente en la trayectoria de la serie F34.1/F60.5 mientras que el ENTORNO lo hace dentro de esta línea.

Sobre el espacio. Todo este material de que hablo está en mi estudio. Mi estudio contiene todo aquello que yo quiero tener a mi alrededor. Ordeno -o más bien reordeno- a menudo mi estudio, la disposición física de los elementos indica una ordenación de preferencias. El reordenar las cosas quizá sea la expresión de la búsqueda de un orden nuevo de las cosas, de un cambio de intereses, o realmente signifique que hay mucha cosa inútil de la que me tengo que deshacer y que siempre voy apartando a un lado o a otro. Como no me deshago de ello, lo voy arrastrando y no desaparece. Paso mucho tiempo ordenando el estudio; a veces siento como un lastre el no tener las cosas acabadas, no tenerlas documentadas. También guardo muchos papeles en mi archivo, si necesito cualquier cosa está ahí, pero realmente es un montón de basura que voy arrastrando, que me estorba.

Muchas cosas de mi estudio están muertas porque no se mueven, no salen, no se disfrutan. Quizá esta sea la catarsis que este proceso pueda provocar, el final de este ordenar eterno, deshacerse al fin de lo innecesario y tener entonces espacio y respirar; y las pocas cosas que queden estarán vivas. Antes de empezar este proceso nunca había pensado así de mi entorno.

Ordenar la mente. Antes pensaba en las cosas como sustituto de la memoria; no me deshacía de ellas porque tenía miedo de que haciéndolo, se perdiera su memoria, cuando había olvidado tantas y tantas cosas. El miedo a olvidar es un miedo terrible, pero puede ser peor esa inútil acumulación de objectos.

Carlos Pina, octubre 2003

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